PABLO PALAZUELO
Remontée Latérale II, 1977 – Aguafuerte y aguatinta sobre papel Arches, 91
x 69 cm. Edición: 73/75
Formado inicialmente en el campo de la arquitectura en las aulas de la
Escuela de Arquitectura de Madrid (1932) y la School of Arts and Crafts de la
Universidad de Oxford (a partir de 1933), Pablo Palazuelo decidió dedicarse
exclusivamente a la pintura a partir de 1939, iniciando una exitosa carrera que
lo dispuso, con meridiana claridad, entre los principales, más internacionales
y más influyentes creadores españoles de la segunda mitad del pasado siglo XX.
Sus inicios artísticos, asentados en la
figuración y en su vinculación con la llamada Escuela de Madrid, pronto
derivaron hacia la abstracción, datando sus primeros dibujos dentro de dicha
tendencia de 1947. Ya en 1955 celebra su primera muestra individual en la
prestigiosa Galería Maeght, siendo también invitado a participar en el Certamen
Carnegie de Pittsburg (USA). A partir de entonces se multiplica
exponencialmente la presencia internacional de su obra, participando en
diversos números de la revista Derrière
le Miroir y enviando obras a diversas ciudades europeas y norteamericanas.
Maestro de la abstracción, la producción
de Palazuelo –amplia y admirada– se relaciona fundamentalmente con una
concepción dominante del carácter lineal de lo “abstracto” que hunde sus bases
en el postimpresionismo para alcanzar sus últimas consecuencias con el
minimalismo. Según este planteamiento, de carácter teológico, la abstracción es
la culminación de los principios de anatomía y de pura visualidad propios del
arte, llevando a Palazuelo a entender dicho “arte” como “un camino para dar
salida a los problemas humanos”. Es por eso también que su obra está repleta de
referencias a la historia de la pintura, centrándose en autores como Klee, Gabo
o Pevsner.
Autor con decenas de estudios sobre su obra
a sus espaldas, de innumerables críticas y una pléyade incontable de
referencias, desarrolló a lo largo de su carrera una fecunda actividad
expositiva con cientos de citas, tanto individuales como colectivas, celebradas
en los más diversos rincones del mundo. Prueba de dicha fecundidad es la
presencia de su obra en museos como Artium (Vitoria), el Carnegie Museum of Art
(Pittsburg), el Kunsthaus de Zúrich, el Museo de Arte Abstracto de Cuenca, el
Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro, el Museo de Arte Moderno de la Villa
de París, el Museo de Bellas Artes de la Chaux de Fonds (Suiza), el Museo
Fundación Maeght (Francia), el Guggenheim Bilbao, el Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía (Madrid), el MACBA, Barcelona o el Solomon R. Guggenheim Musem
de Nueva York.
Entre los premios que atesoró destacan el
Kandinsky (1952), el Carnegie Internacional (1958), la Medalla de Oro de las
Bellas Artes (1982), el Tomás Francisco Prieto (Fábrica Nacional de Moneda y
Timbre, 1994), el Nacional de Artes Plásticas (ex aequo con Cristina Iglesias,
1999) o el premio Velázquez (2004).
Remontée
Latérale II,
un bellísimo aguafuerte y aguatinta elaborado en 1977, es buen ejemplo de la
obra más madura y equilibrada de Palazuelo; prueba inequívoca de su denominada
“abstracción idealista”. Una obra muy vinculada a corrientes de clara
espiritualidad y la concepción “sagrada” del artista y su obra.