Gabriel Alberca Castaño (Argel, 1934 – Benalmádena, 2011)
Casas, s. f. (c. 1965-1970)
Óleo sobre lienzo, 80
x 130 cm.
El
destino, siempre caprichoso, quiso que Gabriel Alberca naciera en Argel,
transcurriendo su primera infancia entre la cosmopolita capital de la por
entonces Argelia francesa y la ciudad de Orán. No obstante, su verdadera
ciudad, a la que se trasladó junto a su familia con apenas cuatro años de edad,
fue Málaga, donde asistió, con la perplejidad propia de un niño, al drama que
supuso la Guerra Civil española.
Estudiante
en el malagueño colegio de San Agustín, llegada su adolescencia despertaron en
él inquietudes creativas que empezó a cultivar gracias a clases de dibujo
impartidas en la Escuela de Artes y Oficios de Málaga de manos de Juan Almagro,
logrando un sólido dominio de la línea que marcaría, ya para siempre, su obra
pictórica. Una formación que, posteriormente, ampliaría en París en diversas
academias libres.
Fue en
1955 cuando el aún joven pintor, cargado de ilusiones y dotado de una notable
formación, realizó su primera exposición, celebrada en Málaga en las salas de
la Sociedad Económica de Amigos del País. El éxito de crítica y público fue
notable, y permitió a Alberca enlazar con un grupo de jóvenes pintores que
integraban la conocida como Peña Montmartre, cuyas reuniones tenían lugar en el
palomar de la conocida bodega El Pimpi. Hablamos de la conocida como Generación
o Grupo de los años 50, responsable directo de la renovación plástica que
liberó a la pintura malagueña de la herencia decimonónica rumbo a las
vanguardias y la pintura contemporánea. Posteriormente Alberca se vinculó al
llamado Grupo Picasso, toda vez que fue uno de los jóvenes que participó en el
primer e histórico encuentro con Picasso en su casa de Cannes en 1957;
asimismo, participó en diversa actividades del MAM (Movimiento Actual
Mediterráneo).
Hasta
ese momento la pintura de Alberca se movía aún en la tradición de los epígonos
del arte malagueño del siglo XIX, volcándose en el paisajismo y el costumbrismo
de bodegones con rosas y marinas con algún toque impresionista, pero sin
verdaderas ambiciones renovadoras. Fue a partir de su encuentro con la Peña
Montmartre y la obra de pintores como Picasso, que su obra transitara hacia la
modernidad, evolucionando por tendencias como el cubismo, el expresionismo o el
surrealismo. Su éxito fue notable, presentando muestras individuales en
galerías principales de importantes ciudades de la geografía nacional
(Barcelona, Málaga, Sevilla o Madrid; en varias ocasiones), así como en París,
Copenhague, Zúrich, Sao Paulo, Colonia o Múnich.
Sus
obras, además de en Colección de Arte Unicaja, están presentes en instituciones
malagueñas como el Ateneo, el Museo de Málaga o Diputación, así como en importantes
colecciones nacionales e internacionales como la del Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía (Madrid), el Museu de Arte do Espírito Santo (Vitória, Brasil)
o el Museo del Dibujo Julio Gavín (Sabiñánigo, Huesca). Del mismo modo, está
representada en prestigiosas colecciones privadas como las de Ambos Cahan, W.
B. Wasterton y Dorothy Godfrey (EE. UU.), López Cebrián (Madrid) o Karí
Laliberte (Oslo).
Casas, un paisaje de ambientación tradicional cercano
al costumbrismo de calles típicas y rincones pintorescos, representa a la
perfección la “huida” hacia las vanguardias que experimentó la pintura de
Alberca en la década de los 60, poblando sus lienzos de referencias cubistas,
tanto espaciales como cromáticas, y sugerentes inclinaciones, sumamente
elegantes, en línea con creaciones expresionistas cercanas a determinados
creadores de Grupo “el Paso”.